Paris
Pese a ser un personaje del ciclo Homérico, suele estar
representado como un antihéroe. Prefiere sobrevivir para gozar de las bondades
de la vida a cosechar la gloria en el combate. Suele comportarse de manera
cobarde, huyendo de situaciones de riesgo y dejando que su diosa protectora
(Afrodita) le salvara. Su habilidad con las armas es escasa, sólo destaca por
el uso de arco y flechas, instrumentos que destacan en la época homérica y
después. Domina el amor y la seducción, las fuentes lo muestran como un joven
hermoso y capacitado para seducir a cualquier mujer. Es el raptor de Helena,
por su enamoramiento hacia ella y se le considera el principal culpable de la
guerra de Troya.
NACIMIENTO E INFANCIA
Hécuba, reina de Troya y madre de muchos príncipes y princesas,
soñó que daba a luz a una antorcha que se encendía e incendiaba toda la ciudad.
Pidió consejo a sacerdotes y adivinos y decidieron que tras el nacimiento del
niño, sería expulsado a un monte con el fin de morir, sin embargo, el criado
encargado de hacerlo se quedó con el niño y lo como si fuera un hijo suyo en
las laderas del monte Ida.
Paris se crió como un pastor, ignorando su origen regio. Ya
en su adolescencia se desarrolló su capacidad de seducción. La primera en caer
ante sus encantos fue la ninfa Enone, con la que Paris mantuvo relaciones
durante años.
PARIS COMO PRÍNCIPE TROYANO
Paris y Helena |
El rey Príamo (su padre), para recordar a su hijo fallecido recién
nacido, celebraba cada año unos juegos funerarios que consistían en sacrificios
y competiciones atléticas, como premio, Príamo entregaba los mejores animales
nacidos en su reino, por lo que el pastor Paris fue obligado a entregar en la
corte un espléndido toro blanco que él mismo había criado. Para recuperarlo,
decidió participar en los juegos, resultando vencedor y despertando las iras de
los príncipes troyanos. Éstos, enfurecidos, decidieron matarle por haberles
vencido. Sin embargo, en ese momento intervino Casandra, que gracias a sus
dotes como adivina sabía el verdadero origen de Paris, origen que reveló a
todos. Príamo decidió adoptarle como príncipe.
Paris comenzó a vivir como un miembro más de la familia
real, asumiendo cada vez más competencias en el gobierno del reino. Cuando se
planteó la necesidad de viajar a Salamina para requerir al rey griego Telamón
que devolviera a Hesíone (hermana de Príamo secuestrada décadas atrás) se
encargó a Paris que dirigiera la expedición. Tras fracasar en el intento de
recuperar a su tía, Paris visitó la ciudad de Esparta, en cuyo palacio real
fueron acogidos él y Rapto de Helena sus hombres. El rey de Esparta, Menelao,
se encontraba en ese momento en la isla de Creta, por lo que los invitados
fueron recibidos y atendidos por la reina Helena. Helena era, a decir de
muchos, la mujer más hermosa del mundo. Al verla, Paris quedó prendado de ella.
Helena, bien fuera por intervención de la diosa Afrodita, que pagaba de ese
modo su deuda con Paris, bien por pasión propia, cayó enamorada del joven
Paris.
Aprovechando la ausencia de Menelao, Paris y Helena
escaparon juntos de Esparta. En lugar de dirigirse directamente hacia Troya,
Paris y sus hombres saquearon algunas ciudades de la costa oriental del
Mediterráneo, como Sidón, por lo que cuando regresaron a su patria iban
cargados de grandes riquezas. La llegada
del príncipe a Troya supuso una gran
conmoción, pues todos conocían las consecuencias bélicas que tendría el
secuestro de Helena. Mientras algunos príncipes y princesas, pidieron a Príamo
que devolviera a la joven a su patria, otros clamaron para que se defendiera el
amor que Paris sentía por ella. Príamo, confiado en la fortaleza de sus
murallas y el número de sus ejércitos, decidió aceptar a Helena como nuera y
asumir las consecuencias de su acto.
Cuando descubrió la ausencia de su esposa, Menelao montó en
cólera, y exigió que todos los reyes griegos hicieran honor al juramento
realizado años atrás, según el cual todos se comprometieron a defender al
esposo de Helena de cualquier agresión que tuviera como objeto robársela. En un
último intento por evitar la guerra, los griegos enviaron a Troya un grupo de
mensajeros, que fueron despedidos con frialdad. La guerra de Troya había
comenzado.
PARIS EN LA ILÍADA
En su obra, Homero no
duda en presentar a Paris como un cobarde que antepone su propia seguridad y la
obtención del placer a cualquier tipo de consideración con la patria e incluso
con su propio honor.
Mientras los griegos iniciaban los preparativos de la guerra
y luchaban para abrirse paso hasta las costas de Troya, Paris disfrutó de los
dones de Afrodita junto a Helena durante años. A diferencia de su hermano
Héctor, que se preparó a conciencia para el conflicto, Paris se limitó a ver
pasar el tiempo en brazos de su amada.
Cuando estalló el conflicto, Paris mostró su cobardía y su
incapacidad en el campo de batalla desde los primeros enfrentamientos. Su
escasa fuerza física le hacían un torpe combatiente, por lo que normalmente se
mantenía en segunda fila o en las murallas de la ciudad, hiriendo a los
enemigos desde lejos con su arco.
A sabiendas de su nulidad como guerrero, Menelao propuso a
los troyanos un acuerdo. Él se enfrentaría a Paris en combate singular a muerte
y el vencedor se quedaría con Helena, poniéndose fin a la guerra. Paris no pudo
negarse pese a saber que Menelao era mucho mejor guerrero que él. En el
combate, el rey de Esparta derrotó con facilidad al joven Paris, que fue
salvado en el último momento por la diosa Afrodita, su protectora, que lo
cubrió con una nube y lo llevó volando hasta el lecho nupcial, donde Helena le
aguardaba para consolarle en su derrota. La huída de Paris invalidó el acuerdo,
por lo que la guerra continuó.
En un segundo intento de ponerse en primera línea de las
tropas troyanas, Paris se encuentra con el rey griego Diomedes, al que hiere
con una flecha en el pie antes de huir hacia la retaguardia.
PARIS DESPUÉS DE LA
ILÍADA
Aquiles, héroe asesinado por Paris |
La tradición es acorde en señalar que Paris fue el
responsable de la muerte del héroe Aquiles,
Paris empleó su arma, el arco y
las flechas, para herir a Aquiles desde las murallas, alcanzándole en el talón,
su único punto débil.
El mismo Paris murió también debido a una herida de flecha,
lanzada por el héroe Filoctetes, antiguo compañero de Herácles y heredero de su
arco. Aunque la herida no era en absoluto mortal, las flechas de Filoctetes
estaban emponzoñadas con un poderoso veneno, que poco a poco fue minando la
salud del
príncipe troyano. Sólo una persona podía salvar a Paris, la ninfa
Enone, su antigua amante. Éste, pese a las súplicas de Helena, se negó a curar
al que la había abandonado años atrás, por lo que Paris murió entre atroces
dolores. La propia Enone, arrepentida de haber actuado así, se suicidó en la
pira en la que ardían los restos del príncipe troyano.
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