Patroclo


Patroclo quedó embriagado ante el éxito cosechado y se olvidó de la advertencia de Aquiles para que no se arriesgase hasta el punto de entrar en el campamento troyano. En ese estado de entusiasmo persiguió al enemigo hasta las puertas de la ciudad, donde Apolo, que apoyaba al bando troyano, lo detuvo hasta cuatro veces sin que entrase en razón. Patroclo arrojó entonces una piedra que mató al acompañante de Héctor, de quien luego se burló. Mientras luchaba con Héctor, junto al cuerpo de su acompañante, Patroclo quedó inmovilizado por un hechizo mágico del dios Apolo. Perdió su casco y su escudo, su lanza se partió, un troyano le atravesó el cuerpo con la lanza desde la espalda y Héctor lo remató. En su último aliento, Patroclo le dijo a Héctor que Aquiles acabaría con él muy pronto . Después de esto hubo una pelea por el cuerpo y la armadura de Patroclo, quedándose Héctor con las armas y el «gran Áyax», con el cuerpo. Cuando Aquiles(link is external) descubre la muerte de su amigo, llora desesperado, abrazado al cuerpo durante días y noches. Para evitar que el cuerpo se corrompa, Tetis, madre de Aquiles, lo rocía con néctar y ambrosía, logrando así alejar la podredumbre.


Resultado de imagen de PATROCLOPatroclo era hijo del rey Menotio de Opus y muy querido compañero de fatigas y aventuras de Aquiles. De joven había matado a su amigo Clitónimo en un juego de dados. Clitónimo era hijo de Anfidamas. Menotio llevó a su hijo a la corte de Peleo, padre de Aquiles, para que le diese protección y evitar la venganza de la familia del muerto. Cuando Peleo envió a su hijo a formarse con el centauro Quirón, Patroclo le acompañó, beneficiándose también él de de las enseñanzas de tan formidable maestro. De este modo, Patroclo aprendió a combatir, así como las artes de la oratoria y la curación, enseñanzas que le convirtieron en un guerrero excepcional.La relación de amistad se ve interrumpida cuando Tetis se lleva a Aquilesa la corte de Sciros para evitar que éste acuda a la guerra de Troya, porque sabía que iba a morir. Patroclo es reclutado por los caudillos griegos para ir a la guerra. Después de que Odiseo descubra a Aquiles en su escondite, ambos amigos volverán a reunirse para comandar las tropas de los mirmidones, los guerreros de Ftía. 


Guerra de Troya
Durante la guerra, Patroclo se mostró siempre como un fiel compañero de, ya fuera combatiendo a su lado, ya fuera apoyándole en las asambleas. Según Homero, Patroclo era especialmente habilidoso en la conducción del carro de combate, logrando dirigir a los caballos con habilidad sin igual entre los griegos.
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Cuando Aquiles se enfrentó a Agamenón durante la guerra y decidió dejar de luchar, Patroclo le apoyó incondicionalmente, aunque la postura de Aquiles dejó a los griegos en una difícil situación. Los troyanos avanzaron hasta el campamento griego e hirieron a diversos héroes. Néstor intentó convencer a Patroclo para que hablase con Aquiles y le hiciese cambiar de opinión. Patroclo quedó impresionado con lo que le dijo Néstor y atendió a uno de los heridos. Después, cuando los troyanos estaban aún más cerca amenazando con quemar los barcos griegos, Patroclo decidió hablar seriamente con su amigo. Después de la charla, Aquiles le dio permiso para entrar en bata¬lla con su armadura. Cuando el primer barco griego ardió, Patroclo acudió al campo de batalla en la cuadriga y con los hombres de Aquiles. El impacto fue enorme, pues los troyanos creyeron que el te¬mible héroe había vuelto y, víctimas del pánico, perdieron a muchos hombres an¬tes de decidirse a huir. Zeus vio cómo Patroclo mataba a su hijo Sarpedón, al que había pensado salvar sin llegar a hacerlo.

Cuando Aquiles se recobra del golpe anímico, ordena incinerar el cuerpo de su amigo. Sólo entonces regresa a la batalla con un único objetivo en mente: vengar la muerte de Patroclo. Tras varios días de combate en los que Aquiles aniquila a una gran cantidad de troyanos, llega al fin el combate definitivo entre ambos caudillos. Aquiles logra matar a Héctor y engancha su cadáver al carro para profanar su cuerpo tal y como el príncipe troyano había intentado hacer con el de Patroclo. Tras dar siete vueltas alrededor de las murallas de Troya arrastrando tras él el cadáver de Héctor, regresa al campamento y organiza los juegos funerarios en honor de Patroclo.
Durante los juegos,  dispone diversos premios de gran valor para el ganador de cada prueba atlética. La mayor parte de los reyes griegos compiten entre ellos para hacerse con los galardones. En estos juegos, Aquiles demuestra una gran ecuanimidad, otorgando premios tanto a los ganadores como a los que perdedores, de forma que todos ellos se sintieran satisfechos con los resultados.
La relación entre Aquiles y Patroclo
Hay muchas teorías sobre el tipo de relación que existe entre Aquiles y Patroclo; si eran amantes o simplemente amigos.
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 La mayor parte de los historiadores coinciden en señalar que no hay nada en los versos homéricos, ni en la “Ilíada” ni en la “Odisea”, que permita defender una relación amorosa entre Aquiles y Patroclo. En ambos poemas se habla de los dos héroes como amigos leales y compañeros de armas, pero, salvo que hagamos una lectura interesada de sus versos, el amor, ya sea carnal, ya sea espiritual, no aparece en momento alguno. Las generaciones posteriores a la puesta por escrito de la “Ilíada” y la “Odisea”, sin embargo, sí entendieron en su mayoría que Patroclo y Aquiles eran en realidad una pareja de amantes que seguían los cánones del amor homosexual griego. Como tal aparecen en diversos textos de época arcaica y clásica, incluyendo autores tan prestigiosos como Platón, que habla de este tema en su “Banquete”. La visión de Aquiles y Patroclo como pareja de amantes pasó a la literatura helenística y a la latina, hasta el punto de que pocos autores vuelven a cuestionarla. Es muy probable que algunos personajes históricos, deseosos de emular al héroe Aquiles, condujeran su vida amorosa según esta visión. Tal es lo que ocurrió en el caso de Alejandro Magno y su amigo o amante Hefestión.

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